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Dormeuse

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miércoles, 5 de mayo de 2010

Travesuras de la niña mala

Dicen que todos los periodistas queremos ser escritores...Aunque adoro llevar la contraria, esta vez no seré yo la excepción que confirme la regla. Sí, señores, en cada columnista mal pagado, en cada puteado redactor, en cada presentador de telediario late escondido un frustrado Miguel de Cervantes, un Buero Vallejo que jamás publicará o tal vez un Pablo Neruda con ínfulas de astro de la poesía...

Paradójico, ¿no? Nada más "neutro" y aséptico que la redacción de una noticia periodística, nada más carente de ese ritmo amargo de la prosa que una columna de opinión...Bueno, tampoco es que no lo supiera cuando decidí meterme en esta...cómo decirlo...¿antesala para la cola del INEM?

Y entonces, ¿qué nos queda a nosotros, los futuros productores de noticias, plumillas mileuristas que sueñan con premios Pulitzer mientras la sordidez de su redacción amenaza con asfixiarles? Adalides de la justicia, héroes anticorrupción, desveladores de escándalos (pues sí, para qué negarlo, todos soñamos con un Watergate...). Qué daño han hecho los Urdazi en este país, qué deshonor han traído los Debenedetti a nuestra profesión, pero sobre todo, ¡maldita sea Internet con sus deadline imposibles y su periodismo de refrito y composición (Columna de El País)!

Vivimos sometidos a la esclavitud de lo impactante, subordinamos lo importante a lo morboso y truculento, a lo visual. Los periodistas, presionados por esa siniestra mano negra que llamaremos "comité de redacción" se ven obligados a sacar del horno noticias y noticias que consigan audiencias y más audiencias....Antes salíamos a buscar la historia en la calle (llámenme nostálgica), ahora la encontramos en cualquier agencia de noticias, o, en su defecto, en Mamá Internet. Ya no investigamos libreta en mano ni escribimos noticias ingeniosas que se desmarquen de la tendencia dominante, sino que nos limitamos a trasvasar teletipos. Vaya perspectivas...

No, si ya lo decía mi padre..."Métete a Medicina, que  por lo menos así tendrás tu flamante Audi en el garaje y tu hipoteca esperándote, calentita, en el banco." Don de la contradición, lo llaman algunos....testarudez, digo yo. Nunca me gustó lo convencional, ni lo fácil. Voracidad, necesidad de fagocitar el mundo, de viajar y ver y oír y contar. Miedo, terror, pánico ante la idea de la mediocridad rutinaria de las tardes de oficina. La pesadilla constante de no salir jamás de tu esquina del mundo, de permanecer para siempre con los ojos vendados, dejando que los demás ignorasen también...Yo quería amanecer en una playa en Bali, comer hamburguesas en Nueva York y bailar hasta caer rendida por las calles de Shanghai. Yo quería gritarle al mundo que existen otras realidades, quería contar que hay personas con nombres y apellidos (y familias, perros, hipotecas...)cuyas historias personales parecen salidas del reality show más grotesco del planeta...Siempre fui un poco ilusa, en realidad.

Es lo que toca, ¿no? Tardes grises reescribiendo las historias de otros, noches solitarias soñando con lo exótico, mañanas polvorientas en las que aplastar mi esencia bajo los dictados del deadline...Prostituir lo sincero de nosotros para no arrastrarse con la espalda rota hasta fin de mes. El periodismo, mi sueño.

1 comentario:

  1. Quizás no todo sea tan malo como se pinte. Aunque bien es cierto, hay que ir contracorriente para poder cumplir todos esos sueños.

    Una persona que quise mucho y que estudia periodismo, en su primer día de carrera el profesor les preguntó: ¿cuántos de aquí desean ser escritores?, por lo visto muchos levantaron la mano y el profesor sin el más mínimo asomo de duda les espetó:

    -Pues se han equivocado de carrera.

    Aunque quizás se pueda equivocar él también ¿no? supongo que todo es cuestión de como tomárselo.

    Un saludo.

    Oski.

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